Doscientos veinte gramos de harina
Un sobre de levadura en polvo (Royal)
La punta de una cucharadita de bicarbonato sódico
Una cucharadita de canela en polvo
Media cucharadita de jengibre en polvo
Una pizca de nuez moscada
Ciento quince gramos de mantequilla a punto de pomada
Sesenta gramos de azúcar
Treinta gramos de azúcar moreno
Tres huevos
Media cucharadita de vainilla
Una taza de puré de calabaza
Sesenta mililitros de suero de leche
Media taza de nueces
Pipas de girasol para decorar
Elaboración
Calentamos el horno a 200 grados
Preparamos un molde para 12 muffins y colocamos los moldes de papel o untamos los huecos con un poco de mantequilla.
En un recipiente mezclamos la harina, la levadura, el bicarbonato, la sal y el resto de las especies.
A mano batimos la mantequilla hasta que empiece a esponjar. Añadimos las dos clases de azúcar y continuamos batiendo hasta que el azúcar se haya disuelto totalmente, entonces añadimos los huevos, uno a uno y continuamos batiendo un minuto más y finalmente añadimos la vainilla.
Incorporamos el puré de calabaza y el suero de leche y los.
A mano, añadir los ingredientes secos, y mezclar hasta que justo estén incorporados y en el último momento mezclar las nueces y las pasas.
Dividimos la masa uniformemente entre los doce moldecitos y
horneamos durante media hora. Los sacamos del horno y los dejamos enfriar durante 5 minutos dentro del molde. Pasado este tiempo desmoldamos con cuidado.
Como todos los muffins, están mucho más ricos comidos tibios recién salidos del horno, aunque se les puede untar un poco de mantequilla y mermelada de naranja o de albaricoque.
María Dolores
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