Cómo cocinarlos
Lo ideal para degustarlos y disfrutar de ellos como merecen es hirviéndolos un poquito. Para ello ponemos una olla de agua a calentar con sal y cuando esté hirviendo los vertemos. Una vez rompa el hervor de nuevo, retiramos la cazuela del fuego y la colocamos debajo del grifo de agua fría para que no continúen cociendo y los colocamos en un recipiente para enfriarlos y queden prietos y conserven su característica apariencia: blancos con rayitas anaranjadas.
Se sirven en una fuente con unas rodajas de limón y el comensal es libre de ponerle lo que quiera, en Murcia ponemos limón a casi todo.
María Dolores
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